Imagínate ser una persona que sufre de dolores crónicos en el pecho y, por mucho que te estudien los médicos, no encuentran la causa. Sin embargo, tú los sientes, y estas seguro de ello. Si es tu caso, podrías tener un trastorno por somatización.
Definición de los trastornos por somatización
Trastorno caracterizado por la presencia de síntomas físicos persistentes —como dolor, fatiga o malestar gastrointestinal— que no pueden explicarse completamente por una enfermedad orgánica, y que se asocian a pensamientos, emociones o conductas excesivas relacionadas con esos síntomas.
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Aunque puede haber una causa médica menor o ninguna causa evidente, lo que predomina es el sufrimiento subjetivo y el impacto en la vida diaria.
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Existe un componente psicológico relevante, como ansiedad, miedo a estar enfermo, o visitas médicas constantes sin alivio.
Características básicas
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Prevalencia: 5–7% en población general.
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Alta carga en el sistema de salud: es de las patologías que más recursos consume.
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Altamente invalidante, afecta vida personal, social y laboral.
Componentes diagnósticos clave (DSM-5)
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Síntomas somáticos persistentes que interfieren en la vida diaria (dolor, fatiga, molestias digestivas, etc.).
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Pensamientos, emociones o conductas desproporcionadas frente a esos síntomas, como:
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Preocupación excesiva por la salud.
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Ansiedad constante sobre la gravedad del síntoma.
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Comportamientos como:
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Visitar múltiples médicos sin alivio.
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Evitar actividades por miedo a empeorar.
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No aceptar explicaciones médicas normales.
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Persistencia del cuadro por 6 meses o más, aunque el tipo de síntoma puede variar.
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